Algo que nos ha llamado la atención ha sido que esta genialmente señalizado, no como el resto de Galicia.
Había algunos tramos que eran por pueblos, otros en los que veías el mar y otros que eran por zonas tipo bosque. Ha habido un tramo al final de la etapa en el que hemos visto la playa al lado nuestra, y no hemos dudado en descalzarnos y dar un paseo a lo largo de la playa pisando el agua. La verdad es que es increíble lo bien que sienta descalzarse y andar por el agua de la playa que, por cierto, estaba helada.
Luego al final estaba el cabo de Finisterre con su faro, pero para llegar a el había una subida un poco larga justo al lado de la carretera, lo que era un poco incomodo, pero no le das mayor importancia en ese momento. Cuando al final llegar a arriba, esperas ver algo de gente, obviamente, pero lo que había ahí era demasiado: estaba lleno de gente, puestos, coches e incluso había un restaurante.
Eso decepciona un poco, pero nosotros nos hemos ido a un rinconcico y hemos hecho nuestra pequeña hoguera quemando algunas cosillas: una vieja rodillera, una carta y un cacho de la caja de unos medicamentos. Luego hemos ido detrás del faro, donde estaba el ultimo trozo de tierra conocido antiguamente. Ahí si que puedes ver la grandeza del océano, y pensar que alguien decidiera adentrarse en ese océano sin saber a donde ir es impresionante
En resumen ha sido una etapa buenisima, que no me imaginaba yo que iba a sera así.
